La Reforma protestante de Lutero

La Reforma protestante tuvo lógicamente un caldo de cultivo. Dicha Reforma nació de la piedad de finales de la Edad Media, sobre todo, de la “devoción moderna”, donde se favorecía una búsqueda apasionada de Cristo en el evangelio; pues las deficiencias y defectos de algunos hombres de la iglesia romana cada día eran más palmarios y evidentes, debido al ambiente renacentista en lo que tenía de mundano, y del que no se sustrajeron algunos papas, obispos y monasterios.



Pero también nació en el momento en que comenzaba a surgir una nueva civilización europea y cristiana. La cultura medieval se juntaba con el Renacimiento y del consorcio de los dos se podía esperar un mundo nuevo. Todo parecía confluir a esta visión primaveral: el invento de la imprenta, el descubrimiento del mundo antiguo en las obras de los clásicos, el del mundo americano por Cristóbal Colón y las naves de España, el de oriente por los marinos portugueses; florecen ciencias nuevas; la aparición en la historia de la clase media.



La reforma de la Iglesia ya venía exigiéndose desde tiempo atrás. Lutero no hizo más que acercar la llama a la pira de leños secos y dispuestos...La hoguera fue colosal.



¿Cuáles son las causas más remotas y generales del protestantismo de Lutero?



La primera causa es sin duda la decadencia de la autoridad pontificia, agudizada durante el período de Aviñón. Allá los papas multiplicaron los casos y beneficios reservados a la curia para aumentar las rentas pontificias, lo cual fue ocasión de innumerables protestas. Disminuye todavía más el prestigio del papado con motivo del cisma de occidente, cuando el pueblo no sabe dónde está la verdadera cabeza de la iglesia. Se acostumbran a no obedecer al papa romano. La doctrina de los teólogos y de la universidad sobre la preeminencia del concilio sobre el pontificado supone una profunda herida en el prestigio y la autoridad del sucesor de Pedro. A esto se añade que durante el siglo XV y XVI, los papas se preocupan más de lo temporal y político que de lo religioso. Se convierten en príncipes seculares e intentan crear un reino para sí y sus familiares, como los demás príncipes de Italia.



Una segunda causa hay que descubrirla en la decadencia de la teología escolástica, junto con el falso misticismo. De aquí nacen errores radicales. Los humanistas desprecian a los teólogos, y se preocupan más por la forma externa, que por el fondo y contenido. Los protestantes no sólo desprecian a los teólogos, sino también a la misma teología, pues la consideran opuesta al cristianismo. El falso misticismo influye en el fideísmo protestante y se convierte en médula de la piedad calvinista. La teología ha derivado en dialéctica ociosa. Pero la mística sin el fundamento de la teología puede terminar en un misticismo peligroso.



Una tercera causa está en los abusos y corruptelas de los clérigos y en la avidez de recursos de la curia romana. Esto, aunque grave, no debería causar un rompimiento, pero sí exigía una reforma. Los abusos no son una causa propiamente dicha, sí lo es el ambiente de fastidio que ellos crean, y el odio contra la jerarquía y el clero que provocan. Desde el concilio de Vienne (1311-1312) resuena el grito de reforma. Ni los concilios de Constanza (1414-1418) y Basilea (1431-1447) consiguieron éxito alguno en materia de reforma. Y, ¿de quién vendrá la reforma? Reina la máxima confusión. O está cerca ya el fin del mundo –piensan algunos-, o es la hora del Anticristo, o Dios prepara un gran castigo.



Todo esto indica que el campo estaba preparado. Bastó que Lutero lanzase su consigna de reforma y de vuelta al primitivo cristianismo, para que muchos le siguiesen.



Y una cuarta causa: la condición político-social de Europa y especialmente de Alemania, donde se acentúa un acusado nacionalismo frente a la política imperial de Carlos V. Muchos príncipes y nobles alemanes serán de los primeros en adherirse a la causa revolucionaria de Lutero.



¿Quién fue el protagonista de esta Reforma?



El monje agustino Martín Lutero fue el protagonista de este doloroso cisma en la Iglesia católica154 . Qué duda cabe que en un inicio Lutero se movió por una actitud verdaderamente religiosa, pues quería una iglesia más pura y acorde al evangelio. Pero con el paso del tiempo las pasiones irascibles le hicieron explotar y desobedecer a la autoridad papal, pues Lutero era violento e intransigente. Se ordenó de sacerdote, no tanto por vocación sincera, sino por el deseo de no condenarse, dado que él sentía dentro de sí muy fuerte la concupiscencia.



¿Cuál fue la chispa que provocó el incendio?



El príncipe Alberto compró al Papa León X el arzobispado de Maguncia. Para que Alberto pagara, León X le concedió publicar una indulgencia para recabar dinero destinado a la construcción de la catedral de Maguncia y de la basílica de san Pedro en Roma155 . Indignado Lutero publicó 95 proposiciones acerca de la doctrina de las indulgencias, mezclando reproches contra la autoridad eclesiástica, y las clavó en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. Lutero rechazaba la falsa seguridad que daban las indulgencias, pues el cristiano no puede comprar la gracia de Dios. Lutero en estos primeros momentos se mostraba moderado en su ataque al papado y no pensaba en romper con Roma. Sus tesis tuvieron un enorme éxito a través de Alemania y de toda Europa. Erasmo las aprobó con entusiasmo.